Este municipio conformado por Prado, Cerezal, Llama y Robledo, todos de apellido ‘de la Guzpeña’, se ubica en la Montaña Oriental leonesa, en la cabecera del río Cea y a los pies del pico Peñacorada. El pasado reciente de estos pueblos está unido a la minería, llegando a trabajar en la extracción de hulla hasta 800 personas.
Su paisaje propone impresionantes rutas del senderismo entre las que destacan la ascensión a Peñacorada desde Robledo de la Guzpeña, cuya cima ofrece una excepcional vista tanto de la Ribera del Cea, hacia el sur, como de los Picos de Europa, al norte, o la ruta que recorre todos los pueblos de la Guzpeña, con sus gentes, su arquitectura, sus bocaminas, su tren, sus praderas, sus bosques y su fauna asociada.
En cuanto a patrimonio, destaca la ubicación en alto de la iglesia de Cerezal de la Guzpeña, donde también se encuentra el único hórreo del municipio, o el templo parroquial de Llama, también encaramado en un alto desde el que admirar una bonita vista. Esta localidad también presume de albergar el único palomar del territorio, a casi 1.100 metros de altitud.
En Prado de la Guzpeña una laguna artificial, junto al arroyo que pasa próximo a la localidad, recuerda el pasado minero del municipio, actividad que colocó a este territorio en el trazado del "tren Hullero", que une Prado, Cerezal y La Llama, se construyó a finales del XIX debido al impulso de la minería en cuya estación siguen parando los trenes de Feve, al igual que en los apeaderos de La Llama y Cerezal.
- Prado de la Guzpeña
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Prado de la Guzpeña en imágenes

